Introducción
Entre las décadas de 1950 y 1970, Georgia O’Keeffe (1887–1986) produjo más de 400 imágenes fotográficas, mayormente de su hogar en Nuevo México y el paisaje circundante. Tras 25 de años de plasmar las vistas del suroeste del país en lienzo y papel, la artista aún buscaba otros modos de expresar la belleza de la tierra en todos sus ciclos y formas. La fotografía le ofreció un medio distinto de conectarse con su mundo: volviendo a temas que pintó años y hasta décadas antes, exploró nuevas posibilidades formales y expresivas.
La misma pasión por la naturaleza y la aguda atención al aspecto compositivo que vemos en las pinturas y dibujos de O’Keeffe se revelan en sus fotografías. En ellas registró lo mismo impresiones momentáneas que investigaciones prolongadas a lo largo de días, temporadas y años. Junto a sus pinturas y dibujos más conocidos, las fotografías de O’Keeffe revelan su diálogo eterno y único con el mundo natural.
Solo por selección, por eliminación, por énfasis, llegamos al verdadero significado de las cosas.
Una vida en fotografías
Desde fotos familiares tempranas hasta instantáneas de viajes y numerosos retratos —incluidos los tomados por su esposo Alfred Stieglitz (1864–1946)—, la fotografía no le era extraña a Georgia O’Keeffe. Esas experiencias influyeron en su acercamiento al medio, pero sus intereses propios guiaron su práctica. O’Keeffe dedicó su vida a expresar su perspectiva particular, lo mismo en el vestir y el decorado de su casa que en sus pinturas. Asimismo, cuando inició su práctica fotográfica a mediados de la década de 1950, le imprimió al género su maestría artística y su identidad singular y bien definida.
Alfred Stieglitz
American, 1864–1946
Georgia O’Keeffe
1933
Gelatin silver print
The Museum of Fine Arts, Houston: The Target Collection of American Photography, museum purchase funded by Target Stores, 78.63. © Georgia O’Keeffe Museum
El galerista, editor y fotógrafo Alfred Stieglitz tomó su primer retrato de O’Keeffe en 1917, al inicio de la relación amorosa entre ambos. Durante los 20 años siguientes la retrató más de 300 veces. Debido, en gran medida, al épico proyecto retratístico de Stieglitz y a su enorme legado, los historiadores han supuesto que la relación de O’Keeffe con la fotografía era pasiva, más bien como modelo, ayudante o espectadora. Sin embargo, las fotos de O’Keeffe demuestran que desarrolló su práctica visionaria propia detrás de la cámara.
Georgia O’Keeffe’s Spotting Kit
Late 1910s–late 1940s
Various materials
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Gift of Juan and Anna Marie Hamilton, RC.1998.1.705. © Georgia O’Keeffe Museum
Antes de que existiera el proceso de retoque digital, las imperfecciones como los puntos de polvo o los rayones en la superficie de las fotografías se cubrían con pincel y tinte. El “punteado” es un proceso exigente que requiere paciencia, precisión y sensibilidad tonal. O’Keeffe aprendió la técnica cuando ayudaba a Alfred Stieglitz a fines de la década de 1910. Años después volvió a usar su kit de retoque para sus propias fotografías.
Unknown Photographer
Georgia O’Keeffe and Friends in a Boat
1908
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Museum Purchase, 2014.3.239. © Georgia O’Keeffe Museum
Cuando O’Keeffe era niña, la Eastman Kodak Company lanzó al mercado las primeras cámaras compactas fáciles de usar y vendió millones, con lo cual hizo asequible la fotografía a los aficionados. Es así que las primeras décadas de O’Keeffe están documentadas en fotos familiares, retratos de estudio e instantáneas de amistades. Con los años, la artista empezó a enviar fotos informales a sus íntimos y familiares, costumbre que no abandonó al iniciar su práctica fotográfica más formal a fines de la década de 1950.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Stieglitz at Lake George
About 1923
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Museum Purchase, Georgia O’Keeffe Photographs, 2014.3.297. © Georgia O’Keeffe Museum
Esta doble exposición (producida al captar dos imágenes en el mismo espacio de la película fotográfica) muestra dos vistas de la propiedad de la familia Stieglitz en el lago George, Nueva York. En la imagen vertical, Alfred Stieglitz avanza por un sendero, mientras que en la horizontal se aprecia una amplia vista de la casa de veraneo familiar. Aunque la doble exposición puede haber sido un error, O’Keeffe la conservó más de 60 años, señal de que la consideraba notable.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Washington, D.C.
Likely 1946
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Museum Purchase, Georgia O’Keeffe Photographs, 2014.3.307. © Georgia O’Keeffe Museum
Georgia O’Keeffe tomaba fotografías en todas las estaciones, acogiendo los cambios a lo largo del año. Si bien abundan las fotos del Monumento a Washington rodeado de cerezos florecidos en primavera, O’Keeffe tomó esta vista inusual durante una visita en invierno. Sin desanimarse por el nevado paisaje, aprovechó los elementos formales de la escena y encuadró el terreno blanco plano en contraste con los ángulos de las ramas oscuras de los árboles y la silueta recta y gris del obelisco.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Arno Penthouse, E. 54th Street, New York
1936–42
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Museum Purchase, Georgia O’Keeffe Photographs, 2014.3.267. © Georgia O’Keeffe Museum
O’Keeffe vivió 20 años en la ciudad de Nueva York (1929–49), pero casi todos los veranos regresaba con ilusión a su hogar de Nuevo México. En el otoño de 1931 empezó a llevar recuerdos del suroeste a la ciudad. En esta imagen de su casa de Nueva York se destaca una calavera de vaca montada en la puerta del patio. La artista posó junto a ella para un artículo de la revista LIFE titulado “Georgia O’Keeffe convierte huesos muertos en arte vivo”.
“Georgia O’Keeffe Turns Dead Bones to Live Art”
February 14, 1938
Published in LIFE magazine
The Museum of Fine Arts, Houston: Courtesy of the Hirsch Library
A lo largo de su vida, O’Keeffe figuró con sus pinturas en periódicos y revistas, de modo que su cara era tan reconocible como su arte. Estos artículos la relacionaban como persona con los paisajes y objetos que pintaba. Este ensayo de LIFE de 1938 yuxtapone su obra Horse’s Head with Pink Rose (1930) con tres fotos de la artista manipulando unos huesos de Nuevo México, y así conecta íntimamente su arte con su vida diaria.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Seagram Building, New York
1958–65
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe, 2006.6.1290. © Georgia O’Keeffe Museum
Al igual que sus pinturas de Nueva York, las fotografías de O’Keeffe enfatizan la monumentalidad y la modernidad de la ciudad. “No se puede pintar a Nueva York tal como es, sino tal como se siente”, comentó. A poco de terminado el edificio Seagram, ella tomó esta foto. Con la cámara en un dramático ángulo bajo, enfatiza las vigas de metal verticales que empleó de forma innovadora el arquitecto Ludwig Mies van der Rohe, presentándolas como líneas infinitas que se extienden hacia el cielo.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Antelope
1943–46
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Museum Purchase, Georgia O’Keeffe Photographs, 2014.3.291. © Georgia O’Keeffe Museum
Al dorso de esta fotografía O’Keeffe puso una nota: “Mi mascota del patio trasero”. Siempre le emocionaba ver al antílope cerca de su casa en Ghost Ranch, a las afueras de Abiquiú, Nuevo México. O’Keeffe veía todos los elementos de su ambiente como formas que podía usar en su arte, incluso los animales. En una carta de 1945 describió al antílope como unas formas “largas y esbeltas” rematadas por “afilados cuernos negros”.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Red Hill and White Shell
1938
Oil paint on canvas
The Museum of Fine Arts, Houston: Gift of Isabel B. Wilson in memory of her mother, Alice Pratt Brown, 91.2027. © Georgia O’Keeffe Museum
Red Hill and White Shell plasma los experimentos de O’Keeffe con los frescos colores y la escala del paisaje del suroeste. Al ampliar un pequeño caracol a proporciones monumentales que compiten con la mesa del fondo, O’Keeffe conjugó orden estético y expresión emotiva. Escribió: “Solo por selección, por eliminación, por énfasis, llegamos al verdadero significado de las cosas”.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Untitled (Ghost Ranch Cliffs)
About 1940
Graphite on paper
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Gift of the Georgia O’Keeffe Foundation, 2006.5.165. © Georgia O’Keeffe Museum
Al igual que sus fotografías, Ghost Ranch Cliffs revela los constantes experimentos de O’Keeffe en la composición. Asimilando las lecciones de su maestro, Arthur Wesley Dow, la artista encuadraba una y otra vez sus bosquejos de los paisajes, buscando la distribución más expresiva de las formas. Acostumbrada a estos encuadres en papel, su transición hacia el encuadre con la cámara resultó natural.
Todd Webb
American, 1905–2000
Georgia O’Keeffe with Camera
1959, printed later
Inkjet print
Courtesy of the Todd Webb Archive. © Todd Webb Archive, Portland, Maine, USA
Durante más de seis décadas, O’Keeffe intentó plasmar lo que sentía por su mundo en medios visuales. En sus palabras trató de captar ese “algo inexplicable de la naturaleza que me hace sentir que el mundo es mucho más grande de lo que puedo entender—entender quizás tratando de plasmarlo en formas—. Encontrar la sensación de lo infinito en la línea del horizonte, o tras la próxima colina”.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Small Purple Hills
1934
Oil paint on panel
© Crystal Bridges Museum of American Art, Bentonville, Arkansas, 2006.11. © Georgia O’Keeffe Museum. Photography by Edward C. Robison III
The Black Place
About 1970
Black-and-white Polaroid (diffusion transfer print)
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Georgia O’Keeffe Papers. © Georgia O’Keeffe Museum
Su amado paisaje del suroeste fue inspiración constante para O’Keeffe. “Nunca cesa mi entusiasmo al caminar por aquí; siempre encuentro lugares nuevos, o veo los viejos con nuevos ojos”, escribió en 1943. Las pinturas de O’Keeffe, tales como Small Purple Hills, comunican su deleite personal en las formas y los colores de Nuevo México, y esas mismas vistas se convirtieron en temas de sus fotografías.
Todd Webb
American, 1905–2000
Georgia O’Keeffe in Salita Door
July 1956, printed later
Inkjet print
© Todd Webb Archive, Portland, Maine, USA
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Todd Webb in Salita Door
July 1956, printed later
Inkjet print
© Georgia O’Keeffe Museum
The Museum of Fine Arts, Houston: Museum purchases funded by the Director’s Accessions Endowment, 2021.341, .342
Durante una visita de 1955, el fotógrafo Todd Webb, amigo de O’Keeffe, estimuló el interés de ella en la práctica de la fotografía. Webb la visitó luego varios veranos en Nuevo México y tomaron fotos juntos, a menudo intercambiándose las cámaras de él. Aquí los amigos posaron entre sí en el patio de O’Keeffe en Abiquiú. “Como puedes ver, tomas muy buenos retratos”, le escribió Webb, alentándola. “Me gusta mucho ese en que estoy en la entrada”.
Todd Webb
American, 1905–2000
Prepared Canvas, Ghost Ranch
1957
Dye transfer print
Collection of W. Burt Nelson. © Georgia O’Keeffe Museum
Las visitas de Todd Webb a O’Keeffe en los veranos fortalecieron la amistad entre ambos y generaron un sistema de apoyo mutuo. O’Keeffe dio a Webb un acceso sin precedentes a su hogar y a su proceso artístico, inspirándolo a crear una serie de fotografías que aspiraban a emular las abstracciones expresivas típicas del arte de O’Keeffe. Ella, por su parte, se interesó cada vez más en el potencial del medio fotográfico y empezó a tomar fotos más formalmente con Webb a su lado para ayudarla con los aspectos técnicos.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Todd Webb
August 1961
Gelatin silver print
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe, 2006.6.55. © Georgia O’Keeffe Museum
Glen Canyon
August 1961
Gelatin silver print, enlarged and cut 35mm contact sheet
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe, 2006.6.75. © Georgia O’Keeffe Museum
En agosto de 1961, O’Keeffe exploró el cañón Glen (un enorme desfiladero que se extiende por Utah y Arizona) con los fotógrafos Todd Webb y Eliot Porter y otras amistades. Inspirada por el paisaje, O’Keeffe dibujó las vistas y pidió a Webb su cámara para captar formaciones rocosas extraordinarias. Webb amplió las secciones de las hojas de contacto que contenían fotos de O’Keeffe, lo cual ella prefería en vez de que le diera impresiones ya terminadas.
Todd Webb
American, 1905–2000
Georgia O’Keeffe Reviewing Photographs
1961, printed later
Inkjet print
Courtesy of the Todd Webb Archive. © Todd Webb Archive, Portland, Maine, USA.
A diferencia de la mayoría de los fotógrafos, a O’Keeffe no le preocupaba crear impresiones fotográficas perfectas. Interesada más en la imagen, tomaba fotos con su cámara instantánea Polaroid y las imprimía en farmacias o pedía a Todd Webb que le hiciera tiras de prueba u hojas de contacto ampliadas. Estos métodos no se ajustaban a las normas de la fotografía artística del momento, pero sí concordaban con la práctica artística general de O’Keeffe.
Georgia O’Keeffe
American, 1887–1986
Georgia O’Keeffe’s Notes
Likely 1957
Georgia O’Keeffe Museum, Santa Fe: Georgia O’Keeffe Papers, Gift of the Georgia O’Keeffe Foundation. © Georgia O’Keeffe Museum
Estas notas documentan las primeras lecciones fotográficas de O’Keeffe. La indicación del lugar (“en el patio”, “por la ventana”, “en la casa”) va seguida de la apertura y la velocidad de obturación requeridas. Poco interesada en dominar los aspectos técnicos del medio, dependía de notas como estas y ayuda de otras personas para lograr imágenes con la exposición correcta.
Secciones de guía de accesibilidad
Georgia O'Keeffe: Fotógrafa es una exposición organizada por el Museum of Fine Arts, Houston, con la colaboración del Georgia O'Keeffe Museum, Santa Fe. La exposición en el Denver Art Museum recibe el apoyo de los donantes de la campaña benéfica Annual Fund Leadership Campaign y de los residentes que brindan su apoyo al Distrito de Organizaciones Científicas y Culturales (SCFD, por sus siglas en inglés). Apoyo promocional proporcionado por 5280 Magazine y CBS4.